ARENAL, CONCEPCION
«Los que se dirigen a ti suelen tener la idea de atraerte a su creencia, a su opinión; mis preteniones son más modestas: no intento persuadirte, ni convencerte; toda mi ambición se limita a que, al concluir estas páginas, dudes y digas, primero para ti y después para los otros: ¿Si tendrá razón esta mujer en algo de lo que dice?».
Concepción Arenal
«Si el espíritu de doña Concepción Arenal lo hubiese encerrado la naturaleza en un cuerpo varonil, a los cuarenta años sería doña Concepción catedrática, diputada varias veces, directora general (por lo menos), académica de varias academias y personaje influyentísimo y renombrado, en premios de sus merecimientos y de la extensión de su cultura en ciertos ramos de las ciencias políticas y morales».
Emilia Pardo Bazán
«El siglo XX, bautizado como ?El siglo de las mujeres?, confirmará el ideal que ya está presente en nuestras escritoras, el de que ninguna mujer sea maltratada o humillada por serlo».
María Tena
La autora
Concepción Arenal (El Ferrol, 1820 Vigo, 1893) Pionera en el feminismo español y precursora del trabajo social como profesión y dentro de los valores cristianos, tuvo que disfrazarse de hombre para acudir como oyente a las clases de Derecho de la Universidad Central de Madrid. Tras la intervención del rector, pudo asistir a ellas durante tres años ?de 1842 a 1845? pero siempre vigilada por una persona que la llevaba y recogía de las clases. A pesar de sus logros nunca consiguió ningún título universitario, ya que las normas de la época lo impedían.
Su denuncia de los abusos cometidos en las cárceles y hospicios de la época, a través de sus escritos en la Voz de la Caridad ?periódico fundado por ella misma?, le hizo ganarse el respeto de mujeres nobles, como la condesa de Espoz y Mina o la duquesa de Medinaceli con quien colabora en la rama femenina de la Cruz Roja.
Madre de tres hijos, al comienzo de su matrimonio se decantó por la literatura publicando varios ensayos de corte social que no pudo firmar con su nombre, escondiendo su autoría tras el de su hijo Fernando. En La mujer del porvenir, escrito en 1869, critica a quienes defienden la inferioridad de la mujer por razones biológicas y aboga por el acceso de las mujeres a la educación.