CORTÉS ARRESE, MIGUEL
La Edad Media ocupa un lugar privilegiado en el corazón de los románticos, en su visión del mundo, en sus relaciones con el pasado y presente, en la percepción de la belleza o el gusto por lo imaginario: una época fabulosa y libre que se ofrecía generosa a la mirada de dramaturgos, novelistas, poetas y pintores. En el escenario de esta Edad Media, mitificada y rehabilitada, los acontecimientos evocados de las órdenes militares hispanas ocuparon un lugar sobresaliente; por su protagonismo en las luchas de reconquista, en la repoblación de las nuevas tierras, en la difícil convivencia de su tiempo. Sus crónicas, enseñas, edificios y sepulcros atrajeron de inmediato a curiosos y artistas de la más variada condición. Literatos, eruditos y grabadores visitaron las ruinas de Calatrava o la casa de Santiago, en León; doña María de Orozco, don Álvaro de Luna o los Carvajales se pusieron de moda y no tardaron en convertirse en héroes románticos.