MUÑOZ ROJAS, JOSÉ ANTONIO
¡Qué anchas eran las tardes! se perdía uno en ellas. Estaba el cielo alto sobre el patio, o el jardín, la tarde, como el mar en los mapas, llenándolo todo de azul, y nosotros como barquillos en el mar. No sabíamos donde ir, ni en qué quedarnos, ni para qu