PETRARCA, FRANCESCO
En este libro, que se traduce por primera vez directamente del latín desde el siglo XVI, encontramos una impetuosa exhortación a dar la espalda al ajetreo de la vida mundana, dominada por la ambición de bienes materiales, para consagrarse al estudio de las letras con vistas a la salvación del alma. Se trata de una obra donde Petrarca despliega de manera franca y detallada una argumentación basada en la fe cristiana y sus fuentes, sin dejar de contar con sus admirados clásicos latinos (primordialmente, Cicerón y Séneca), cuyos valores éticos considera pueden ser armonizados con el Evangelio. ¿Cuál es el contenido de una soledad tal que, a los ojos de Petrarca, equipara al hombre con los ángeles? ¿Es suficiente con que el solitario viva como un ermitaño, en actitud contemplativa? No. El autor propone el cultivo de las letras como un camino introspectivo idóneo para mejorar en la tarea impuesta, la de perfeccionarse espiritualmente para merecer la salvación: ?la soledad sin letras es destierro, cárcel, potro de tormento; añádele las letras y es patria, libertad, goce?, y para ratificar lo dicho apela