GIL, ALBERTO
Estos relatos son testimonios de aprendizaje constante, generosidad, amistad,
amor y solidaridad. Pero también de pasión por la naturaleza, la lectura, los
viajes, la magia y la sonrisa. Experiencias vividas bajo la óptica de la ceguera,
ejemplos de que son muchos los motivos para tener la certeza de que la vida
merece la pena ser disfrutada con ilusión, optimismo y esperanza.
Son huellas, sí, huellas que aspiran a guiar por la senda de la vida. Un camino
que puede ser transitado siempre hacia adelante, valorando y disfrutando lo
hermoso que en ella podremos encontrar si sabemos dónde mirar. Y como a lo
que aspira su autor es a dar luz, los derechos que se generen con su venta, irán
destinados a la Fundación Alaine, que ayuda a que los niños puedan soñar con
un futuro y conseguir de este modo que puedan sonreír.