SALVADOR CONEJO, DIEGO
Aunque a la ciudad de Madrid se le han atribuido posibles orígenes troyanos, algún cronista se atrevió a asignarla un germen mucho más probable: romano o visigodo. Lo que fuese antes que imputar a la nueva capital del imperio de Felipe II una fundación a cargo del odiado enemigo y rival del credo mahometano. Y sin embargo, la arqueología ha constatado que los más antiguos vestigios descubiertos en la ciudad de Madrid, en las colinas que iniciaron su singladura, Palacio/Almudena y Las Vistillas, son de época ineludiblemente andalusí.
Pese a quien pase, en tiempos de moros o en la época de los árabes suceden multitud de leyendas, cuentos y anécdotas, que ni el pico de la pala ni los propagandistas cuentos barrocos que emanaban de la vetusta Corte de los Austrias fueron capaces de destruir, ni siquiera de camuflar. En estas páginas descubriremos una multitud de aspectos genuinos que relacionan Madrid con la civilización islámica. Incluido el difícil arte de sanar en una pequeña ciudad fronteriza del siglo IX. Como lo fue Mayrit, edificada sobre las aguas y rodeada con gruesos muros de duro pedernal.