EL CHOJIN
Marta vio con claridad que aquel hombre haría lo que decía, de
modo que supo que no tenía más opción que correr, y así lo hizo. Sin
preocuparse de las cámaras de vigilancia se dirigió directamente hacia
el lugar de reunión. Sabía que eso llevaría a la policía directamente
allí y que eso signifi caba delatar la existencia misma de su célula,
pero ya estaban comprometidos y necesitaba el kit de escape que
teóricamente le esperaría ahí. El sonido de sus tacones y su respiración
entrecortada se mezclaba con el sonido lejano de sirenas. El mundo
había cambiado.