ELENA AREVALO MELVILLE
Elki no es mi perra, ni siquiera tengo claro que se llame Elki. Quizá ya tenía nombre cuando nos encontramos, pero no pudimos preguntárselo porque ninguno de nosotros hablaba "perro". Una perra callejera flacucha y exhausta entra en la vida de un grupo de niños y niñas. La acogida que le brindan conmoverá a toda la comunidad.