CAIN, SUSAN
El carácter, que determina en gran medida nuestra trayectoria personal y profesional, transita entre dos
polos opuestos y complementarios: la introversión y la extroversión. Todos nosotros nos situamos en algún punto entre
esos dos conceptos, que popularizó en el siglo XX el psicólogo Carl Jung. La clave para maximizar nuestros talentos
está en emplazarnos en la zona de estimulación más adecuada a nuestra personalidad. Así, los introvertidos se sentirán
más vivos, más activos y más capaces en ambientes tranquilos, mientras que los extrovertidos ansiarán la estimulación.
Sin embargo, todo en nuestra cultura, desde los modelos educativos hasta la distribución espacial en los lugares de
trabajo, parece estar pensado y diseñado para quienes prefieren la acción a la contemplación, las habilidades sociales
a la soledad, el trabajo en equipo al individual.