CIORAN, E.M.
Además de una obra filosófica excepcional, Emil Cioran dejó a su muerte treinta y cuatro cuadernos manuscritos que empiezan el 26 de junio de 1957 y terminan en 1972. «Llevo el fragmento en la sangre», señaló el propio autor, y, efectivamente, casi a diario Cioran fue anotando estas reflexiones dispersas que ahora ofrecemos a nuestros lectores a partir de la selección realizada para la edición alemana por Verena von der Heyden-Rynsch, escritora, traductora al alemán de sus libros y experta en su obra.
No es éste un diario al uso; las entradas son por lo general breves y sólo están fechadas en ocasiones muy excepcionales. En cambio, el Cioran intimista y, al tiempo, desinhibido de estos Cuadernos nos brinda una galería de retratos -fruto, por ejemplo, de sus encuentros con autores como Beckett o Ionesco- de verdadera antología. No faltan el aforismo angustiado sobre el dolor de existir ni la humorada sarcástica acerca de la estupidez humana, pero tal vez lo más interesante sean los fragmentos, esbozos y proyectos literarios rebosantes de un nihilismo provocador y que nos permiten descubrir un Cioran inédito, pero implacable en su escéptica observación de los seres humanos.