LARKIN, PHILIP
Es gracioso, uno empieza pensando que es retraído, sensible, inteligente, siempre humilde y un paso por detrás y todo lo demás; y entonces resulta que, a los treinta, descubre que es un gran bruto integral, incapaz de apreciar algo más sutil que un beso o una patada, que ruge sus hipocesias a voz en grito, con la piel tan gruesa e insensible como un rinoceronte. Al menos, en mi caso. Por eso nunca debes pensar que te critico a ti. Tú siempre tiene razón, incluso cuando no es agradable terla. Ahora, a trabajar, tocinito.