¿Pensar sin Estado? Esa parece ser la tarea propia de nuestro tiempo. La crítica de la estatalidad es, sin embargo, una de las divisas más persistentes del pensamiento político moderno. A las pretensiones del Estado se han contrapuesto, desde su emergencia y como en oleadas sucesivas, las antiguas libertades de los estamentos, los derechos naturales del individuo, la dinámica espontánea de lo social y las aspiraciones internacionales de la humanidad. Así, el cuestionamiento del Estado parece ser tan viejo como la estatalidad misma. De allí que hacer la arqueología del Estado equivalga a contar la historia de los sucesivos esfuerzos por relativizar su autoridad y poder.